domingo, 23 de abril de 2017

A LA MEMORIA DE SANTI ASTONDOA, ÚLTIMO DE LOS CARPINTEROS DE RIBERA DE PORTUGALETE.



El pasado día 13 fallecía a la edad de 83 años José Astondoa Ruiz, más conocido como “Santi Astondoa”.

Santi fue en vida uno de los últimos carpinteros de ribera, regentando el astillero que se encontraba en el dique portugalujo durante décadas.

Hijo y hermano de carpinteros de ribera, su trayectoria profesional estuvo en muchas ocasiones ligada al deporte del remo, realizando desde embarcaciones para el club local hasta seguir al mismo y participar en algunos campos organizativos de esta institución portugaluja, en diferentes momentos de su vida.

Reconocido profesional de su oficio, de sus talleres salieron impresionantes embarcaciones para su época, destacando tal vez, por el recuerdo personal que guardo de la misma, el “Kataka”, barco de recreo que año tras año acudía a Portugalete a pasar los inviernos.




La familia Astondoa estuvo durante generaciones íntimamente ligada al mundo del remo local, formando algunos de los mismos parte de las tripulaciones jarrilleras en muchas de las regatas en las que participó el Club de Remo San Nicolás a lo largo de los años 70 y 80.

Desde este blog quiero transmitir mi más sincero pésame a todos su familiares y allegados por esta irreparable pérdida.

Con Santi no solo se va una persona, se va un modelo de trabajo, un referente empresarial, así como una parte viva de la historia cercana de nuestra villa.

Descansa en paz, Santi.

Espero que la entrada guste y hasta la próxima.     

URTZI TERROBA, EMPRENDEDOR PORTUGALUJO,



El pasado domingo, el diario El Correo publicaba un reportaje firmado por la periodista Leire Fernandez, en el que acercaba la experiencia personal del portugalujo Urtzi Terroba en diferentes países.

Siempre resulta gratificante poder conocer las andanzas y proyectos de un convecino y más cuando realizan en países tan alejados de nuestra villa, en condiciones y culturas diferentes.

Como me ha parecido de interés las vicisitudes que se acercan en este trabajo sobre el portugalujo Urtzi Terroba, en la entrada de hoy reproduzco la citada entrevista indicando el medio en el que se ha publicado, la autora, así como insertando un enlace al formato original para todos aquellos que quieran leerla en su formato original.

Espero que la misma guste y hasta la próxima.    
   



«Merece la pena emprender y trabajar para uno mismo»

Urtzi Terroba, emprendedor en Guatemala, lleva diez años viviendo en diferentes países. Ha colaborado en la creación de tres empresas.

Con 20 años y recién terminados sus estudios de Comercio Internacional en la Cámara de Comercio, Urtzi Terroba decidió que tomarse un año sabático para conocer mundo era lo que más le convenía en ese momento y se lanzó a la aventura acompañado de su hermano Ekain, que acababa de terminar el Bachiller. «Pasamos ocho meses recorriendo una veintena de países y aquello cambió nuestras vidas para siempre», afirma. 

Tras aquella experiencia, su hermano volvió a Portugalete para estudiar Administración y Dirección de Empresas en Sarriko, y él se dedicó a seguir «recorriendo mundo, aunque de una manera más pausada, estableciéndome en diferentes países y continentes, y descubriendo otros modos de ver la vida y viviendo experiencias increíbles», explica. «Creo que la vida de expatriado engancha en cierto modo. Además, le doy mucha importancia al clima, y para mí vivir todo el año en un clima cálido es un lujo», reconoce.

Tras pasar por Inglaterra, Singapur, Suecia, Argentina y Panamá, en la actualidad vive en Guatemala, donde ha creado diferentes empresas, una de ellas un negocio de software, Bsmooth, que está desarrollando con otros cuatro socios. «Somos dos vascos -Leire, una bilbaína, y yo- y tres chapines, guatemaltecos. Consiste en una plataforma en la nube para gestionar actividades de una organización. Define y mejora roles, funciones... facilitando también las certificaciones ISO de calidad, la mejora continua y las auditorías de rendimiento», detalla Urtzi. 




Montar un negocio en el extranjero.

Urtzi Terroba participa actualmente en tres proyectos: BSmooth, Cafe8Coffee -primer licor de café de lujo fabricado en Colombia- y Bioarroz, una iniciativa «muy potente» que tiene como objetivo «mejorar la agricultura mundial, convirtiendo la cascarilla de arroz en fertilizante orgánico de calidad». A este proyecto Urtzi llegó gracias a sus conocimientos de inglés. «Necesitaban a alguien para presentarlo en Abu Dhabi que supiera inglés y allí me fui. Como nos fue bien trabajando juntos decidí unirme como socio».

Aunque él no ha participado en el proceso de creación de estas empresas sí lo ha hecho con otras y sabe lo difícil que resulta. «En Europa y Euskadi hay muchos programas de apoyo mientras que aquí aún no, aunque es una tendencia que empieza a crecer en Latinoamérica. Es muy tedioso, pero creo que merece la pena trabajar para uno mismo», expone. 

Aunque lo está desarrollando en Guatemala, la idea es asentarse en Panamá, primero, y en Europa, después. «Panamá es mi segunda casa. Además, mi hermano vive allí, ya que se fue hace algo más de tres años a trabajar como director comercial de una empresa de calzado mexicana, y siempre que puedo me escapo», comenta.

«Una cárcel de oro»

En cuanto a la vida en Ciudad de Guatemala, este portugalujo reconoce que es «muy rutinaria». «Entre semana trabajo de 9 a 5 y luego hago algo de deporte y poco más. Salimos alguna vez a tomar algo o cenar, pero esta ciudad no es precisamente el mejor lugar para vivir por su oferta de ocio y sobre todo por la inseguridad», asevera. «Vivimos y trabajamos en una colonia particular, como una urbanización con seguridad privada las 24 horas, por lo que nos sentimos en una especie de cárcel de oro. Aunque lo tenemos todo para vivir de manera cómoda, no gozamos de esa libertad de la que se disfruta en otros países en los que puedes salir a pasear o andar tranquilos por la calle. Hay que tomar siempre muchas precauciones, y esto nos limita mucho. Se echa de menos salir de cañas con los amigos», lamenta Urtzi.
 


Sin embargo, los fines de semana todo cambia. «Aprovechamos para ir a lugares como Antigua, el lago Atitlán, a la costa del Pacífico. Y ahí es donde se aprecia el hecho de estar en este país. La ciudad tiene un clima muy bueno y a dos horas en coche puedes irte a la playa y estar a treinta grados disfrutando del calorcito o irte a la montaña a pasar fresquito. Y los chapines son gente genial, abierta, súper amables y cordiales, y el país (quitando la capital) es bastante seguro para el turista».
Las diferencias con respecto a Europa, Urtzi las aprecia sobre todo en la desigualdad de clases. «Es brutal. Choca bastante para el que está acostumbrado a vivir en Europa, y la clase media-alta y alta no se relacionan mucho con el resto de la gente. Además, el transporte público por lo general no es seguro, y el que puede viajar siempre en coche. Esto hace que el tráfico sea terrible y que la ciudad no esté preparada para los peatones. Me choca porque estoy acostumbrado a disfrutar de otros lugares diseñados para no necesitar un coche como Suecia o Singapur. ¡Incluso Ciudad de Panamá es cada vez más amigable para el peatón!», exclama. 

Volver, de momento no se lo plantea. «Yo soy de calor, me considero ‘vasco-tropical’, y creo que mi futuro está ligado a países cálidos, aunque me encanta volver siempre que puedo y disfrutar de los amigos, la familia, la comida y los lugares increíbles que tenemos en casa».


Montar un negocio en el extranjero.

Urtzi Terroba participa actualmenet en tres proyectos: BSmooth, Cafe8Coffee -primer licor de café de lujo fabricado en Colombia- y Bioarroz, una iniciativa «muy potente» que tiene como objetivo «mejorar la agricultura mundial, convirtiendo la cascarilla de arroz en fertilizante orgánico de calidad». A este proyecto Urtzi llegó gracias a sus conocimientos de inglés. «Necesitaban a alguien para presentarlo en Abu Dhabi que supiera inglés y allí me fui. Como nos fue bien trabajando juntos decidí unirme como socio».

Aunque él no ha participado en el proceso de creación de estas empresas sí lo ha hecho con otras y sabe lo difícil que resulta. «En Europa y Euskadi hay muchos programas de apoyo mientras que aquí aún no, aunque es una tendencia que empieza a crecer en Latinoamérica. Es muy tedioso, pero creo que merece la pena trabajar para uno mismo», expone.