domingo, 1 de marzo de 2015

EL TRADICIONAL MERCADO DE PORTUGALETE EN LA ÚLTIMA DÉCADA DEL PASADO SIGLO XIX.



La entrada de hoy está nuevamente dedicada al trabajo del pintor burgalés Juan Antonio Cortés García, un reconocido artista de su tiempo que durante varios años veraneó junto a su familia en nuestra localidad. 

Las fechas de estancia del mismo se encuentran dentro de la última década del pasado siglo XIX, desde 1890 a 1898 aproximadamente. 

Si habría que destacar dos particularidades de las imágenes tomadas por Cortés serian sin lugar a dudas la calidad de las mismas, las placas de cristal eran de un tamaño considerable por lo que al positivarlas en papel la calidad de la instantánea permanecía casi invariable, y sobre todo el trabajo del autor de las mismas. 

Este último apartado es el más destacable. Cortés logra como nadie inmortalizar momentos cotidianos de un día cualquiera de los que permanece en Portugalete durante sus veraneos en la villa. La creatividad es algo que se palpa en cada instantánea, algo que conocen bien las personas con ingenio, los que no copian ni viven parasitando el trabajo de los demás.

Aunque una parte importante de las fotografías reproducen distintos rincones de la playa y sus inmediaciones, no solo recogen este rincón jarrillero, algo que varios autores ya habían plasmado con anterioridad, si no que retrata a los portugalujos del momento en su vida diaria. Desde el aguacil abroncando a las aldeanas por algún motivo económico (las aldeanas pagaban un impuesto por poder vender sus productos en Portugalete) hasta la imagen de los lugareños que observan entretenidos el mal genio del funcionario público. Portugalujos de todas las edades calados con la típica boina.



Cortés pasea por la villa de un extremo al otro. Recoge imágenes de los barcos fondeados en la dársena de Galdames, el pequeño puerto situado en el Muelle Viejo, la Plaza del Mercado, las inmediaciones del Puente Vizcaya, recorriendo el Muelle Churruca hasta llegar a la Torre de Señales y la playa, continuando recorrido a través de las tablas del Muelle de Hierro.

Fotografía nuestra localidad desde Sestao, Santurce y Las Arenas, inmortalizando de manera especial el tráfico fluvial así como los viajes que él y sus acompañantes realizan por distintas zonas de la ría.

Llama poderosamente su atención el Puente Vizcaya, fotografiando esta obra durante distintos momentos de su estancia en Portugalete. Gracias a Cortés podemos contemplar hoy en día una de las pocas fotos que existen de esta obra en los años de su construcción.

Retrata a la sociedad jarrillera del momento, una sociedad fácilmente clasificable a tenor de la indumentaria que lucen los mismos.  Desde las añas y personal de servicio de las grandes mansiones que pueblan Portugalete, hasta los propietarios de las mismas y el pueblo llano, los que tienen que ganarse la vida día a día para mantener, en la mayor parte de los casos, una numerosa prole.

Se puede observar a jóvenes féminas cuya edad estaría hoy en día en la obligación de permanecer en algún centro escolar recibiendo clases de todo tipo, trabajando cuidando niños, los más pequeños de las grandes familias o de las veraneantes, para aportar un salario al conjunto de sus respectivas familias.



Las imágenes de nuestra villa no solo están tomadas por Cortés a pesar de ser parte de su archivo personal. En varias instantáneas aparece el mismo junto a los suyos, incluso posa subido sobre una roca en la zona de Peñota, apareciendo en varias de estas fotografías el conjunto de la familia junto a algún amigo y lo que parece ser una cámara fotográfica del momento sustentado por personas de su entorno.      

En esta nueva entrada dedicada a este reconocido artista burgalés acerco alguna de sus imágenes más costumbristas, las cotidianas que observaron de manera habitual los portugalujos de finales del pasado siglo XIX. De entre las mismas he destacado tres en las que se pueden ver distintos motivos durante un día de mercado. La ya descrita con anterioridad imagen del alguacil municipal colérico batiendo con genio su vara mientras es observado por distintos portugalujos de diferentes edades (bien pudiera ser este alguacil el célebre de la jota  que en una de sus estrofas indicaba “que por no trabajar te has metido alguacil y a las pobres aldeanas no las dejas vivir que las sacas los cuartos para beber chacolí”).

Las otras dos imágenes complementan a esta, observándose diferentes zonas por las que se repartían las vendedoras durante los días de mercado.

Tal como ya indiqué en entradas pasadas, en próximas fechas acercaré otro grupo de fotografías realizadas por este reconocido artista burgalés.

Espero que la entrada guste y hasta la próxima.

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